25 de enero de 2011

¿Futuro incierto?

Hace unos días una persona me contó una historia que me ha dado mucho que pensar. Esta persona trabaja en una cadena industrial en una pyme, se encarga de adaptar ciertos parámetros de la producción a las necesidades del momento. Hasta ahí todo bien, salvo porque lo hace manipulando levas.

Esta persona no tiene formación especial como ingeniero o similar, simplemente ha aprendido su oficio y lo ha hecho bien. Es capaz de recalcular con rapidez las adaptaciones necesarias y hasta ahora era reconocido y apreciado en su trabajo. El problema es que desde hace un tiempo el control de la cadena se hace vía computador, lo ha instalado una empresa extranjera y las adaptaciones se hacen desde remoto vía módem. Por muy rápido que haga sus cálculos y la manipulación de la maquinaria, esta persona es incapaz de competir con los procesos automáticos que ahora realizan bajo demanda los cambios.

Y por otro lado, para esta persona es imposible adquirir formación en esta nueva forma de trabajar. Esta empresa, que es fabricante, no da formación porque sólo le interesa establecer canales comerciales. Y, por otro lado, no hay empresas similares en Andalucía y probablemente tampoco en España donde pudiera reubicarse laboralmente.

Bueno, un trabajo más que se queda obsoleto, andaréis pensando. Cosas del progreso, ¿no? Pero esto me ha llevado a una inquietante pregunta sobre el futuro del sector informático: ¿cómo debería orientarse el tejido empresarial local para maximizar nuestra competitividad de cara al futuro?

No me resulta difícil imaginar que esa empresa extranjera que lo lleva todo vía módem y nos deja sin trabajo es una Oracle o una SAP o una IBM... Estamos volviendo al equipo de grandes prestaciones con software cerrado y soporte de pila completa o a la suscripción de un servicio en un sistema remoto mantenido por otros, lo que al final se resume siempre en un "tú no toques que ya lo llevamos nosotros".

Cosas de la ley del péndulo y de que estos han sabido manejar el lenguaje de la alta dirección y otros no tanto. ¿Qué pasará con los que no trabajamos en esas empresas? ¿Habrá sitio para nosotros? ¿Oscilará el péndulo hacia el otro lado antes de que se hagan con todo?

De momento, me reafirmo en mi creencia de que hay que potenciar la competencia, que sólo así se progresa y se sobrevive equilibrando ambas cosas medianamente: si no lo crees así, pregúntate por qué IIS tiene virtual servers, por qué nació android, por qué Microsoft ha lanzado Windows7... El problema es que se creen monopolios, que se elimine la competencia, ¿por qué qué pasará en la empresa de la persona que decía al principio cuando el control de la producción sea magia oscura y quienes lo llevan decidan cobrar el doble por ello? Y si el servicio no es bueno, ¿seguirán existiendo alternativas?

Y otro punto en el que me reafirmo es en que hay que huir de ser aprieta-botones o tira-líneas-de-código y que es imprescindible que entendamos realmente qué estamos haciendo, cómo funciona lo que tenemos bajo los dedos. Sólo así nos aseguramos la capacidad de reconvertirnos, de adaptarnos al imparable progreso. Sólo así nos ganamos el derecho a participar de la siguiente revolución tecnológica.

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