15 de diciembre de 2011

La cura para la erotomanía

"O en mi loca imaginación irrumpe una chica de nombre Elsie por quien estuve al borde del suicidio durante un mes, en 1916.

—¿Qué tal si fuera yo? —dice Elsie—. Estoy segura de que maldices muchas emociones de aquel pasado, ¿o ya se te olvidaron?
—No, Elsie, no se me han olvidado.
—Bueno, entonces escribe un cuento acerca de mí. Hace doce años que no me ves, así que no puedes saber lo gorda y aburrida que suelo parecerle a mi esposo.
—No, Elsie, yo...
—Anímate. Bien valgo un cuento. Lo digo porque regresabas a decirme adiós con una cara tan triste y cómica que pensé que me volvería loca antes de que lograra deshacerme de ti. Y ahora tienes miedo hasta de empezar un cuento sobre mí. Tus sentimientos deben de haber sido muy débiles si no logras revivirlos durante unas cuantas horas.
—No, Elsie, no me entiendes. Escribí acerca de ti docenas de veces. La curva graciosa de tu labio, como de conejito, la usé en un cuento hace seis años. La manera en que te cambiaba la cara cuando estabas a punto de reírte —le di esa característica a una de las primeras chicas sobre las que escribí—. La forma en que alargaba mis despedidas, sabiendo que correrías al teléfono en cuanto la puerta se cerrara tras de mí. Todo eso está en un libro que escribí hace mucho tiempo.
—Ahora me doy cuenta. Sólo porque no te hice caso me despedazaste para usarme poco a poco.
—Me temo que sí, Elsie. Mira, nunca me diste en realidad un beso, excepto aquél como con un empujón al mismo tiempo, de modo que de hecho no existe ninguna historia."

Afternoons of an Author. A Selection of Uncollected Stories and Essays.
Francis Scott Fitzgerald.

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