17 de febrero de 2013

Ventanas ciegas

Se vive tranquilo aquí.

Sí que es verdad que es molesto el constante tropiezo con los otros. Aunque es inevitable, siempre te acabas sobresaltando porque vas tan enfrascado en tus cosas -esas que esconde tu oscuridad- que te sorprende que haya algo más allá de ti mismo. Al principio sí que intenté averiguar cuántos éramos, quiénes éramos, por qué estábamos aquí, pero pronto lo dejé.

Recorro la casa por aburrimiento, como una forma de no estar simplemente quieto, pero sus escaleras, rellanos y habitaciones, su oscuridad viscosa y yo, me parecen ser lo mismo y no sé dónde acaba ella y empiezo yo. A veces es tan raro todo.

Y es que, una vez averiguado nuestro origen, qué sentido tenía andar preguntando si nadie quiere hablar de eso. Todos nos suicidamos del mismo modo y parece que acabamos aquí juntos, sin vida ni ojos.

Calle Jesús del Gran Poder, Sevilla, Febrero 2013

13 de febrero de 2013

Sonidos

El leve crujir de la viga de la que cuelga su padre. El rumor del grifo abierto. El susurro escarlata que rebosa la bañera en que está su madre. La rodadura de un cilindro de acero cayendo tras la mesa. El clic del gatillo tan cerca de su oído.

Micro participante en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

Simultaneidad

El leve crujir de la viga de la que cuelga su padre. El lamento de la soga del columpio contra la madera mientras grita: “¡más alto mamá!”

Micro participante en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio

7 de febrero de 2013

Obediencia

Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel. Cuando la incorpora abre sus preciosos ojos azules. Desenreda la melena rubia con tirones que inclinan la cabecita a un lado y otro. La sienta en la trona y le da la papilla -pobre, ni se queja a pesar de que está demasiado caliente-. Los ojos, fijos, amenazan sueño: en cuanto la tumbe se cerrarán obedientes. La deja un momento en el suelo mientras recompone las sábanas y suena un rebelde restañar de engranajes en el paso a paso hacia la puerta. La levanta de los pelos y la deja en la cuna. Y, sí, obediente, cierra los ojos.

Micro participante en el concurso Relatos En Cadena que marcaba la frase de inicio